Durante los últimos años hemos podido comprobar que discursos que parecían superados como la xenofobia, el machismo, la transfobia, el capacitismo, la aporofobia, la discafobia, etc. de nuevo disfrutaban de presencia en el espacio público, redes sociales y medios de comunicación, convenientemente alimentados por fake news al calor del descontento social. El aterrizaje de posturas reaccionarias en contra de los avances en los que docentes de todo el mundo trabajan desde hace décadas en pos de una escuela inclusiva y respetuosa con los Derechos Humanos y Derechos de la Infancia, ha irrumpido con fuerza en la esfera pública alimentado por el descontento del profesorado en el desempeño de sus funciones y la sobrecarga burocrática de las políticas de rendición de cuentas.
En noviembre de 2022, docentes de diferentes etapas y enseñanzas del sistema educativo de todo el Estado decidimos agruparnos en torno al Colectivo de Docentes por la Inclusión y la Mejora Educativa (DIME) con el objetivo de defender el derecho inalienable a una educación de calidad e inclusiva para todos y todas independientemente de sus situaciones personales, familiares o contextuales de partida.
Las personas que conformamos el Colectivo DIME somos profesionales de “a pie de aula”, en enseñanzas públicas de todas las etapas y niveles a quienes nos une la voluntad de arrimar el hombro para construir una escuela sin barreras, respetuosa con los procesos participativos de toda la Comunidad Educativa y que promueva prácticas de éxito en las enseñanzas regladas y en todas las etapas.
Para ello, desde DIME desarrollamos diferentes líneas de actuación como la defensa de la Pedagogía, la Didáctica y, en general, las Ciencias de la Educación y otras disciplinas que permiten desarrollar nuestra práctica docente desde una perspectiva científica, técnica, siempre respetuosa con los Derechos Humanos y Derechos de la Infancia.
Desde el Colectivo DIME, elaboramos artículos de divulgación respecto a buenas prácticas que docentes de todo el mundo están poniendo en marcha para convertir en realidad la educación inclusiva y de calidad, compartimos conocimiento técnico y científico y tejemos la red de apoyo que los y las docentes necesitamos para tomar conciencia de que caminamos juntos y juntas en la transformación de la escuela como compensadora efectiva de las desigualdades, con independencia de las diferentes situaciones de partida, que permita un desarrollo individual y colectivo en positivo para el conjunto de la sociedad.
Desde el Colectivo DIME, hemos establecido los siguientes principios que nos unen como docentes de la enseñanza pública en sus diferentes etapas:
- La educación es un derecho inalienable —consagrado en la legislación nacional e internacional— y la escuela pública es su garante; la escuela y educación públicas deben detectar dificultades, ofrecer oportunidades a aquellas personas que parten en situación de desigualdad —sea cual sea el motivo de esta—, y garantizar una educación de calidad a todo el alumnado.
- La educación de las personas incluye no solo su desarrollo intelectual, sino también el afectivo-sexual y el fomento de la autonomía, del pensamiento crítico y de los valores democráticos: una educación integral para todos y todas, que se apoye en la tecnología disponible, y que se desarrolle sin dar la espalda al mundo en el que vivimos.
- El profesorado es la pieza clave del sistema educativo para garantizar una educación inclusiva, pero su importancia sólo adquiere sentido en la medida que otorga al estudiantado la centralidad tanto en los procesos de enseñanza y aprendizaje como en el desarrollo de su individualidad crítica y sus habilidades sociales y afectivas. El profesorado no se puede convertir en un mero transmisor de información y en un reproductor de las estructuras sociales.
- El profesorado necesita una formación interdisciplinaria y profunda, nunca finalizada, fundamentada en principios científicos, que no pierda de vista la inclusión; en esto, la pedagogía, las didácticas específicas, la psicología, la sociología y otras disciplinas anejas adscritas al nivel universitario juegan un papel clave para dejar atrás definitivamente prácticas docentes que no benefician al estudiantado.
- Para desarrollar su labor, el profesorado debe contar con los recursos materiales (espacios, dispositivos, etc), personales (PT, orientadores, AL, etc) y temporales (coordinación, reflexión, cohesión) necesarios, que permitan detectar tempranamente y trabajar cualquier dificultad de aprendizaje.
- La educación pública debe promover la participación de toda la comunidad educativa (familias, alumnado y profesorado) sin perder de vista nunca su objetivo primordial: una educación inclusiva y de calidad para el estudiantado. Este objetivo implica una apuesta por el uso de las tecnologías (TIC) como vehículo para la inclusión, no solo dentro del aula sino también a través de la reducción de la brecha digital.
- Los centros educativos deben ofrecer un entorno seguro para estudiantado, profesorado y familias donde se eduque en valores democráticos, igualdad, prevención de la violencia, rechazo de los discursos de odio, y que confronte cualquier tipo de discriminación.
- Las administraciones públicas debe proveer a los centros educativos y el profesorado de la protección institucional y los recursos materiales, formativos y humanos para desarrollar el trabajo de fomento y construcción de los valores democráticos y de convivencia a los que aspira nuestra sociedad, y evitar así las presiones y la autocensura en el proceso educativo producto del excesivo control burocrático.
- La presión creciente del sector privado sobre los sistemas educativos para entrar en su gestión en nombre de la eficiencia y la rendición de cuentas necesita ser afrontada con decisión por las administraciones públicas; asimismo, el profesorado no debe dejarse seducir por aquellas perspectivas educativas y/o de investigación que se basan en propuestas descontextualizadas que no incluyen en la ecuación cuestiones sociales o culturales.
- La colaboración franca y honesta —en pie de igualdad y con voluntad de diálogo— entre el profesorado e investigadores de todos los niveles educativos —desde educación infantil hasta enseñanzas postobligatorias— se vislumbra como el único camino para superar los déficits históricos y estructurales en formación inicial y continua del profesorado de todos los niveles; esta colaboración y diálogo, junto con la demanda de los recursos presupuestarios y cambios legislativos necesarios para ello, deben suponer el punto de encuentro y de reivindicación de toda la comunidad educativa.
Si compartes estos principios puedes participar de muchas formas, visita la sección de esta web dedicada a la adhesión al colectivo para encontrar más información.
¡Muchas gracias! Sed todos/as bienvenidos/as.