Durante los últimos años hemos podido comprobar que discursos que parecían superados como la xenofobia, el machismo, la transfobia, el capacitismo, la aporofobia, la discafobia, etc. de nuevo disfrutaban de presencia en el espacio público, redes sociales y medios de comunicación, convenientemente alimentados por fake news al calor del descontento social. El aterrizaje de posturas reaccionarias en contra de los avances en los que docentes de todo el mundo trabajan desde hace décadas en pos de una escuela inclusiva y respetuosa con los Derechos Humanos y Derechos de la Infancia, ha irrumpido con fuerza en la esfera pública alimentado por el descontento del profesorado en el desempeño de sus funciones y la sobrecarga burocrática de las políticas de rendición de cuentas.